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El Sistema Inmunológico: Como cuidar tu cuerpo y mente para prevenir el contagio de COVID-19


Nuestro Sistema Inmune es un conjunto de células, moléculas y tejidos encargado de protegernos contra la permanente invasión de patógenos como parásitos, bacterias, virus, formación de tumores cancerosos y otras agresiones medioambientales (por ejemplo, las alergias). Es decir es la defensa natural del cuerpo contra las infecciones a través de una reacción bien organizada que consiste en atacar y destruir los organismos infecciosos que lo invaden.

Sus componentes –pero no los únicos– son todos los glóbulos blancos de la sangre, principalmente los linfocitos, capaces de distinguir qué es propio y qué es ajeno a nuestro organismo. También forman parte importante de este sistema (entre otros) tejidos como el timo, la médula ósea, el bazo y el sistema linfático.

Desde el punto de vista molecular los componentes más conocidos de nuestro sistema inmune son los anticuerpos con decenas de componentes llamadas citoquinas, quimioquinas, defensinas, etc. Todos estos elementos interactúan formando una extensa e intrincada red que convierte a nuestro sistema inmune junto al sistema nervioso en los más complejos del organismo.

Los trastornos del sistema inmunológico que podemos llegar a sufrir son numerosos y diversos pero podemos resumirlos en dos grandes grupos:

  • Defectos que impiden el funcionamiento total o parcial del sistema inmune. Son las llamadas inmunodeficiencias. En casos extremos esto se traduce en infecciones graves y reiteradas que ponen en serio riesgo nuestras vidas

  • Otras enfermedades que afectan al sistema inmune corresponden a un grupo en el cual el sistema inmune funciona, pero muy descoordinadamente, produciendo daño a los tejidos de la persona de las sufre. Aquí se incluyen las alergias, el asma alérgica y las enfermedades autoinmunes, en las cuales el sistema inmune (agresivo y destructivo por naturaleza) se confunde y reacciona destruyendo los tejidos propios, ocasionando enfermedades como la diabetes mellitus tipo I, artritis reumatoide, lupus eritematoso, etc.

¿Cómo podemos cuidar y fortalecer nuestro Sistema Inmune?

Cualquier disminución o alteración de las defensas nos hace susceptibles de contraer enfermedades, que van desde un resfriado común o una reacción alérgica, hasta enfermedades que ponen en riesgo o disminuyen fuertemente nuestra calidad de vida como las enfermedades autoinmunes y el cáncer.

La necesidad de cuidar el Sistema Inmune surge desde el momento que nacemos. El sistema inmune de los recién nacidos madura muy lentamente. Por eso una de las principales funciones de la leche materna (el primer nutriente sano, perfecto y gratuito) es transferirnos defensas naturales como son los anticuerpos maternos y otras sustancias protectoras.

Dormir bien, cuidar nuestro peso y una alimentación saludable es necesario para mantener un sistema inmune sano asi como el consumo de frutas y verduras como cítricos, uvas rojas, cerezas, fresas, moras, frutillas, berries en general y verduras como brócolis, tomates, coles, entre otras. Estas son ricas en vitaminas, tienen gran poder antioxidante y estos a su vez fortalecen y tienen directa relación con las actividades del sistema inmune. Otros super alimentos también son el ajo, el te verde, la miel de abeja y los frutos secos como las nueces ayudan a potenciar el sistema inmunológico.

Los probióticos (formados por microbios seleccionados, vivos, no patógenos) son estimuladores y protectores del sistema inmunológico.

Stress y sistema inmune: La relación entre mente y cuerpo

No solo los alimentos son importantes. Debemos poner gran atención a nuestro sistema nervioso si queremos proteger integralmente al sistema inmune, es recomendable utilizar técnicas de relajación (dormir lo suficiente, tai chi, cultivar la risa, la meditación) con el objeto de manejar el estrés tan común en nuestros días. Ante el estrés, el organismo libera corticoides (entre muchos otros mediadores) y el exceso de corticoides actúa como inmunosupresor que frena e impide el normal funcionamiento del sistema inmune, favoreciendo además las manifestaciones alérgicas y empeorando el asma. Lo mismo ocurre cuando se duermen menos horas de lo necesario, se modifican los ciclos hormonales lo cual lleva a una mayor secreción de cortisol.

Otras formas naturales y simples que ayuda a cuidar nuestro sistema inmunológico son la práctica de actividades como correr, caminar y en general todo tipo de ejercicio físico.

Se ha demostrado que el ejercicio entre muchos otros efectos benéficos ayuda a liberar menos corticoides contribuyendo a un sistema inmune más estable y sano, dejando en evidencia que la conexión entre mente y cuerpo es clara.

Bien vendría recordar la cita latina de Juvenal “mens sana in corpore sano”, que aunque dichas en otro contexto, hoy nos suenan plenamente razonables.

Un sistema inmunológico puede estar debilitado por diferentes motivos: llevar una mala alimentación, cambios de temperatura frecuentes, exposición a contaminación o padecer enfermedades que afectan al sistema inmune como la anemia, entre otras. Cuando esto pasa, el cuerpo suele mostrar algunos indicios.

Y por último, los enemigos de un sistema inmunológico débil son el alcohol, tabaquismo y uso de drogas. El consumo excesivo de alcohol, tabaco y drogas tiene un impacto negativo en el sistema inmune, debilitándolo y dejando el cuerpo abierto para la infección.

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